A veces me agarra el típico letargo de las redes sociales y me gustaría que mi vida se viera abocada a libros, estudio, amigos, familia y mi trabajo. Sin embargo no se puede 'alejarse’ por mucho que se quiera, y a veces no es cuestión de voluntad. Me pasó que quise dejar facebook, en realidad lo hice, durante un par de días, pero tengo a tantos amigos, compañeros, familiares y resulta que el celular ya pasa a segundo plano, o porque no tienen crédito, porque no tengo crédito, porque cambiaste tu número, porque lo perdí. Y las redes sociales facilitan. En consecuencia, abrí mi cuenta nuevamente.
Mi muro es una barbarie de sentimientos (impulsivas, claro), boludeses, pendejadas. Pero también tengo muchos amigos de distintas partes, esa gente muy entrañable que conocí gracias a la lectura, con las cuales nos consultamos, chateamos, hablamos de nuestras vidas, y como no, sobre libros.
The same…con el blog. Cuando pierdo mi objetivo, mi esencia y mis pensamientos me alejo. Y luego vuelvo, porque es lo que me gusta. Me gusta escribir, disfruto de leer y poder compartir.
Es así que quiero contar muchas cosas que no sé si serán leídas, valoradas o criticadas, pero es mi deseo compartirlas para que alguien tal vez, solo tal vez las vea.
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